El origen de James Bond: CASINO ROYALE de Ian Fleming ( nueva traducción sin censura de 2015 )

" Ocurre muy de tarde en tarde. Un personaje nace, se hace, crece y llega tan lejos como su creador jamás podría haber imaginado. Se vuelve autónomo. Germina en la imaginación de un público amplísimo, conecta con sus fantasías y se instala cómodamente en el imaginario del disfrute colectivo. Pasó con Sherlock Holmes a finales del siglo XIX y volvió a pasar a mediados del pasado con James Bond. "

Cuando Ian Fleming ( Londres, 1908 - Canterbury, 1964 ) escribió Casino Royale, la primera entrega sobre Bond, James Bond, el mundo estaba partido en dos. Corría el año 1952 y al escritor ( él mismo, durante un tiempo, agente secreto al servicio de la Royal Navy ) le empezó a recorrer la idea de inventarse un espía que fuese a la vez descarado y duro, irreverente y hedonista, y que tuviera, antes de nada, cierta tendencia a meterse en líos ( algunos de lo más rocambolescos ) y acabar siempre, por muy sucio que tuviera el traje, con la dama más exuberante de la fiesta.

No había sido la vida de Fleming, hasta entonces, la de un novelista al uso. De hecho, es más que posible que, a lo largo de su juventud, no se le pasara por la mente la idea de escribir nada parecido a una ficción. El joven Ian estudió en Gran Bretaña y después decidió viajar; se embarcó en un crucero vital de años por Europa, peripecia a la que ayudó, como sustento vital, un trabajo en la agencia de noticias Reuters.

El escritor inglés Ian Fleming

En los primeros compases de los años treinta, se pudo foguear en un continente que se preparaba para el advenimiento de Hitler, primero, y de una guerra ( otra ), después, que sacudiría al mundo. Así que cuando estalló el conflicto alguien reparó en la experiencia de nuestro escritor, que fue puesto al cargo de un grupo de asesores de la inteligencia británica.

Terminado aquel trance, Fleming regresó al periodismo ( The Sunday Times ) y después, por fin, se estableció en Jamaica, adquirió una casa llamada Goldeneye y, entre el humo de su sempiterno cigarro, escribió una historia acerca de un agente secreto que se movía con insolencia por ese mundo agitado y que, tras cada nueva hazaña, conseguía huir en el coche más rápido, dejar la escena hecha un asco y como huella, tras de sí, el arrobamiento de un par de jóvenes enamoradas. En esa novela ( y en todas las que vendrían después ) se esforzó Fleming por crear un marco perfecto, entre la ensoñación y la mentira, y todo bien surtido con detalles de un universo violento, procaz y perfectamente ambiguo: el ya por siempre reconocible universo de los agentes secretos.

Portada de la primera edición de Casino Royale de 1953

Lo primero que hizo Fleming, ya instalado frente a su máquina de escribir, fue darle un nombre a su criatura; pero no el que todos tenemos en mente, sino otro -digamos- mucho menos espectacular. Porque en 2013 aparecieron unos borradores que desvelaron que la famosa presentación del agente podría haber quedado así: " Me llamo Secretan....James Secretan ". Ese primer nombre quiso ser, por extraño que parezca, un homenaje a cierto filósofo suizo del siglo XIX. así escribió su primera novela, si bien cambió de opinión ( por suerte ) justo antes de entregar el manuscrito. Tiró de algo, o de alguien que tenía muy a mano, y rebautizó a su protagonista con el nombre de un ornitólogo al que conocía. Ese ornitólogo, ya lo habrán imaginado, se llamaba James Bond y cedería su nombre a una de las creaciones literarias más rentables de todos los tiempos. 


Portada de una edición inglesa de Casino Royale

Entregó Fleming, así pues, el manuscrito de Casino Royale en 1952, y un año después salió a la venta el libro. El resultado fue un éxito inmediato. A ese le siguieron títulos como Diamantes para la eternidad ( 1956 ), Desde Rusia con amor ( 1957 ), Doctor No ( 1958 ), Goldfinger ( 1959 ), Thunderball ( 1961 ) o El hombre de la pistola de oro ( 1965 ), ya este último con el escritor muerto.

El propio Fleming no daba un duro por la pervivencia de su héroe: " Siento que mis libros están perdiendo fuelle y que su fama no durará mucho ", dijo poco antes de su prematura muerte en 1964, a los 56 años. Fue un infarto trabajado a conciencia a base de una botella de ginebra y 70 cigarrillos diarios. Y no podía equivocarse más con eso de la posteridad. Bond es el rayo que no cesa.

Nueva edición en castellano de 2015

Doce novelas y dos libros de cuentos forman el corpus original de las novelas bondianas. Se tradujeron en España en los años 60, al hilo de los estrenos de las películas de Sean Connery, en versiones no muy cuidadas y claramente podadas de sus intensas, aunque no muy explícitas escenas eróticas. Y así fueron reditándose hasta hace unos 15 años. En la actualidad eran imposibles de encontrar, como constata el editor Francisco Calderón, que las buscó en vano porque le apetecía leerlas en los meses previos al estreno de Spectre. De ahí que se decidiera a publicarlas con nuevas traducciones y sin recortes en su sello, Ecc, especializado hasta el momento en cómic.


Casino Royale, Ian Fleming; Ecc Ediciones ( 2015 )

El "bonus track" para el aficionado es el relato 007 en Nueva York, que nunca antes había sido vertido al castellano y que vio la luz en octubre de 2017 incluido en el volumen Octopussy

- No sé por qué no se tradujo en su momento, porque el relato no me parece que sea más escabroso que el resto. Quizá los censores vieron fantasmas donde no los había - comenta Calderón.

Para aquellos que no hayan leído jamás una novela de Fleming quizá lo primero que perciban en los textos originales ( escritos a toda pastilla por un Fleming al que solo le interesaba atrapar al lector ) es, según el editor, - que el Bond literario ofrece una visión más realista del personaje. A 007 suelen atraparle, se equivoca, llora y desde luego no es nada perfecto -.

Tampoco será raro que al lector se le escape una sonrisa torcida ante la colección de tópicos ( muchos insultantes dirigidos a personajes femeninos o de color ) de los libros, que sobrepasan sin vergüenza la frontera de lo políticamente correcto. Al igual que el palurdo Mike Hammer, el Bond de las novelas no tiene el menor empacho en dedicarle esta perla a la mujer con la que unas horas antes había pensado casarse: " La muy zorra está muerta ".

Y luego está, naturalmente, el toque Fleming, esa capacidad de captar la atención que hizo que escritores como Somerset Maugham o Raymond Chandler le leyeran con gusto. ¿ En qué consiste ? Umberto Eco, que también se rindió a sus encantos, intentó definirlo así: " Fleming escribe bien en el sentido más banal y honesto del término. Tiene ritmo, limpieza e incluso cierto gusto sensual por la palabra.Esto no significa que sea un artista, pero desde luego tiene arte".

Referencias

" Mi nombre es Fleming...Ian Fleming ", Alberto Gordo; El Cultural ( 12 - Agosto - 2014 )
" James Bond, al natural ", Elena Hevia; El Periódico ( 23 - Mayo - 2017 )













Entradas populares de este blog

SNOOPY Y CARLITOS ( 1950 - 1952 ); Charles M. Schulz

Los hermanos Wright: la dramática historia de los intrépidos hermanos que enseñaron al mundo a volar

EL PRIMER HOMBRE: La vida de Neil A. Armstrong ( James R. Hansen )